El 6 de noviembre de 2022 arrancará la Cumbre del Clima de Egipto (COP27) a fin de organizar los esfuerzos para combatir el cambio climático del que, según un último análisis, el 99,9 % de los estudios científicos considera ya que tiene origen antropogénico sin atisbo de dudas.
Las COP, cuyas siglas en inglés se traducen como Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Clima, se celebran anualmente con el objetivo de analizar la situación medioambiental del planeta y tomar decisiones concretas contra el calentamiento global. Este 2022 se celebrará la vigésimo séptima edición, siendo la primera la que tuvo lugar en Berlín en 1995.
La COP27 tendrá lugar en el balneario egipcio de Sharm el-Sheikh, en el Mar Rojo, del 6 al 18 de noviembre de 2022. Egipto reemplazará a Gran Bretaña en la presidencia de las conversaciones climáticas de la ONU, y será el anfitrión de las conversaciones.
En términos generales, el propósito de las COP es alcanzar los objetivos climáticos acordados en el marco del Acuerdo de París (que se realizó en la COP21 de París en 2015) y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que fue adoptada en Nueva York en 1992 (entrando en vigor en 1994) y que ha sido ratificada por 197 Estados y la Unión Europea.
El principal objetivo del Acuerdo de París es mantener la temperatura del planeta por debajo de los 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales. El de la CMNUCC es estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero “a un nivel que impida interferencias antropógenas (inducidas por el hombre) peligrosas en el sistema climático”.
Pero la cumbre del COP27 tiene también sus propios objetivos, como resolver muchas de las tareas pendientes de la COP26, celebrada en Glasgow, que concluyó con pocos acuerdos importantes, como en el tema de cómo afrontar las ayudas a los países más pobres, que son también lo más afectados por la crisis climática.
Los temas de las mesas redondas de líderes que se llevarán a cabo los días 7 y 8 de noviembre incluirían el desarrollo de hidrógeno verde, agua y seguridad alimentaria, lograr una transición energética justa hacia las energías renovables y las comunidades vulnerables.
El nivel de compromiso general para esta cumbre, a pesar de que los objetivos establecidos son más apremiantes, parece haber decaído, sobre todo porque las preocupaciones se están centrando mayormente en la guerra de Ucrania.
Se espera que unas 30.000 personas, entre delegados gubernamentales y de organizaciones internacionales, académicos, activistas, empresarios y periodistas, acudan a la cumbre. Sin embargo, la participación de la sociedad civil y de los activistas climáticos podría ser sensiblemente inferior por la decisión de celebrar la cumbre en un complejo turístico de alta seguridad y la implantación de importantes restricciones de acceso.
Los límites en la acreditación y las insignias de asistencia para activistas, especialmente de las naciones más pobres, también han sido un tema de discusión en cumbres climáticas anteriores. Y organismos como Human Rights Watch o Amnistía Internacional han denunciado trabas que el Gobierno de Abdelfatah al Sisi ha puesto para la acreditación de activistas críticos con su gobierno.
Según los datos del World Resources Institute, los dos países que más emisiones globales acarrean son China, Estados Unidos y la Unión Europea, que juntas emiten casi la mitad de todas las emisiones. Pero las emisiones continúan aumentando y tampoco hay garantías de que los compromisos adoptados se puedan alcanzar. Según el estudio del Grupo de Trabajo I del IPCC de agosto de 2021: “a menos que se produzcan reducciones inmediatas, rápidas y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero, la limitación del calentamiento a 1,5 °C será inalcanzable”.
Fuente: National Geographic España
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